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Excedido el despliegue de fuerzas del gobierno

A los estudiantes que decidieron permanecer de guardia en el Zócalo –acuerdo tomado ahí mismo al finalizar el mitin de ayer– para esperar el diálogo público con las autoridades, hoy, unos diez minutos antes de la una de la madrugada, los más de tres mil estudiantes que permanecían ahí, escucharon una voz, a través de altoparlantes, que los conminaba a irse del Zócalo advirtiéndoles que en cinco minutos intervendrían las fuerzas armadas.

A la una de la madrugada los granaderos tomaron por asalto el Zócalo y arremetieron contra los estudiantes que permanecían ahí, los bomberos y patrullas rodearon la plaza: carros blindados subieron a la explanada y destruyeron cuanto hallaron a su paso. A los fotógrafos les incautaron los rollos con las fotos que habían tomado.

Todas las calles vecinas fueron bloqueadas por las fuerzas públicas, excepto la calle de Madero que fue por donde los estudiantes pudieron salir; en cinco minutos la dispersión se hizo fluida. Todo comenzó a suceder vertiginosamente. A la 1:35 el ejército se detuvo en Gante, los estudiantes en la Torre Latinoamericana, en menos de media hora aparecieron tres destacamentos más, los soldados impartían a los estudiantes fuertes culatazos. Los jóvenes fueron dispersados hacia la avenida Juárez y los soldados –cortando cartucho– los obligaron a replegarse hacia Reforma.

A las 2:45 los corretean hasta Reforma y Bucareli donde quedó detenida una camioneta de la UNAM, a culatazos rompen los cristales y golpean a sus ocupantes, la mayoría mujeres.

A las 3 am, ya en calma, barrenderos y soldados limpian la plaza; a las 6 de la mañana en el Zócalo sólo había carros blindados, patrullas y autobuses con granaderos.

A las 4:15 am, comienza una sesión cerrada del CNH. La Coalición censura la “intervención del ejército y la policía en la plaza de la Constitución”.

Después de medio día el DDF organiza un acto de desagravio al “asta” para sustituir con la bandera nacional el lienzo rojinegro ahí colocado por los estudiantes el día anterior, hubo otra represión y desalojo de estudiantes y acarreados ahí reunidos.

Continúan las protestas de improvisados manifestantes, nuevamente con magnavoces se anuncia que el Zócalo será desalojado, a los cinco minutos 14 carros blindados se lanzan sobre la gente y de las puertas de Palacio salen soldados que logran empujar a la gente hasta las calles que llegan al Zócalo. El griterío es ensordecedor.

En protesta, en la calle de Madero, desde las ventanas y azoteas lanzan botellas y otros objetos contra los soldados. A las 14:07 se escucha la primera descarga de fusilería y ametralladoras ligeras, dirigida hacia las partes altas de los edificios. En el Zócalo sólo quedan soldados, granaderos y vehículos militares y policiacos. Al anochecer hay nuevos encuentros entre estudiantes y granaderos tanto en la calle de Corregidora como en San Juan de Letrán.

En cuanto a los heridos ninguna autoridad habla al respecto. En la SEP se supo de 32 víctimas de las acciones armadas, sólo hay siete hospitalizados, de los demás heridos, cuyo número se ignora, están en la Escuela de Medicina de Santo Domingo y de Santo Tomás y en el Centro Médico de CU.

En diversos puntos de la ciudad la policía detuvo a gran cantidad de jóvenes, a algunos por hacer mítines relámpago y a otros sólo por parecer estudiantes.

Heberto Castillo, quien fuera el maestro orador del mitin de la noche anterior, es fuertemente golpeado frente a su casa por agentes del servicio secreto.

Autocríticas. Los delegados de la UNAM al CNH declaran: “Las decisiones tomadas en el mitin de ayer (que el diálogo público sería en el Zócalo el 1º. de septiembre, y dejar una guardia hasta entonces), forman parte de un grave error que favorece la represión”.

En todas las asambleas se discute acerca de lo sucedido y se apela a que el gobierno use la razón, no la represión, y a un pronto diálogo público.

Por su parte el secretario de la Defensa Nacional, el jefe de policía y demás fuerzas del gobierno que intervinieron, justifican la represión, dicen que se actuó para mantener el orden en la vía pública. Fidel Velázquez dijo que “Cualquier medida que tomen las autoridades para reprimir la actual situación estará plenamente justificada y será respaldada por el pueblo, y creo que ha llegado la hora de tomarla”.

 

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